lunes, 24 de junio de 2013

"China y EEUU no llegaràn a las armas, pero tienen una guerra fría"

El Dr. Luis Fleischman es experto en temas relacionados con Medio Oriente, asuntos internacionales y terrorismo, y en entrevista con LA REPÚBLICA analizó los conflictos en Medio Oriente y sus consecuencias. También abordó la política exterior de Estados Unidos y el papel de China en la región.


Algunos análisis sostienen que si cae el régimen de Bashar Al Assad en Siria de alguna manera se rompe el estatu quo y temen que lo que venga sea algo peor y conflictivo para la región…

Uno de los problemas que genera más incertidumbre es qué va a pasar después que caiga el gobierno de Bashar Al Assad. Uno sabe que el régimen de Assad está aliado con Irán y con la organización terrorista Hezbolá, pero por otro lado uno no sabe qué va a pasar una vez que Assad caiga.

Yo pienso que hay muchísimo temor, y a veces el temor no permite pensar con cabeza fría, pero pensando con cabeza fría uno puede estar equivocado también. El conflicto sirio es una rebelión contra una tiranía que tiene décadas. Es un conflicto que tiene muchos grupos involucrados, pero todos tienen en común terminar con la tiranía de la familia Assad.

Yo pienso la que Primavera Árabe es una cosa positiva, porque la mayoría de los gobiernos árabes se han sostenido con métodos autoritarios y a veces han tratado de mantener la unidad de los pueblos con la búsqueda de un enemigo común. Por eso si uno entiende la sociología del gobierno de Assad es lógico pensar que nunca querrá llegar a un acuerdo de paz con Israel, si bien tanto israelíes como norteamericanos intentaron llegar a Assad buscando la devolución del Golán como una forma de lograr la paz.

Todavía hay muchos en Occidente que le temen a la masa árabe, porque piensan en la masa movilizada islámica. No piensan en el conjunto, en el resto de la sociedad civil. En mi opinión la Primavera Árabe es un irrumpir de la sociedad civil árabe y es el primer capítulo de unos veinte, hasta que se llegue a la consolidación de proceso.

Puede ser que ningún país árabe llegue a un modelo de democracia como la concebimos, pero hay que darle la chance a la sociedad civil.

El triunfo de Assad en Siria sería el triunfo de Irán, un país que quiere ser hegemónico en Medio Oriente y a la vez promueve la tensión entre sunitas y chiítas, sin olvidar que quiere crear una bomba nuclear que puede traer una competencia armamentista nuclear en la región. Si cae el gobierno de Assad se debilita el régimen de Irán.

Pienso que no es correcto ni lógico apoyar al régimen de Assad por la incertidumbre de que los yihadistas roben la revolución en Siria.

¿Qué posición deberían adoptar las potencias occidentales ante este sangriento conflicto?

Hay varias potencias involucradas en el conflicto. Irán, Rusia y China que está vetando la intervención de Occidente en el conflicto. Occidente es un único bloque que puede proponer ideas que lleven a la conciliación, porque después que caigan los tiranos puede haber una conciliación. En estos momentos hay 6 mil yihadistas en la oposición siria. Son una minoría si pensamos que las milicias que luchan contra Assad son 140 mil, y mi opinión es que los occidentales liderados por Estados Unidos deberían proveer armas a los rebeldes que ellos seleccionen y que no sean yihadistas. La no intervención por parte de Occidente hace que pierda influencia. Occidente debería armar a grupos selectos que luchan por la democracia.

Algunos expertos estiman que tras la elección en Irán podrían producirse cambios. ¿Se trata de un deseo o es una posibilidad cierta?

Lo más rescatable de la elección en Irán es que la sociedad está pidiendo un cambio, está pidiendo moderación. Pero recordemos que el presidente no tiene tanto poder como el ayatolá. Por lo que no veo por este momento que puede haber un cambio en la política nuclear, ni en la política exterior iraní. Pueden ocurrir algunas reformas internas y eventualmente esto podría tener consecuencias, pero no estoy seguro. Hay que recordar que en la década del 70 llegó al poder un verdadero reformista, Jatami, y simplemente fue vetado por el ayatolá y luego marginado de la política. Ganó un reformista limitado que no asegura reformas.



Si bien el conflicto de Medio Oriente está a miles de kilómetros de América Latina, siempre se habla de la influencia del mismo en esta región. Los atentados terroristas en Buenos Aires son hechos concretos. ¿Qué piensa de la posición de los gobiernos de esta región que periódicamente opinan sobre los conflictos de Medio Oriente?

Hay gobiernos como los integrantes del ALBA que apoyan decididamente a gobiernos tiranos como el de Siria. Antes lo hicieron con Kadafi, un tirano que cometía crímenes iguales o peores que los que llevó adelante la dictadura en Argentina. Durante 42 años de dictadura hubo desaparecidos.

Luego tenemos gobiernos socialdemócratas, como el de nuestro país y el de Brasil, que defienden la no intervención. En mi opinión los países de América Latina deberían rever sus políticas de no intervención y tener más claridad moral. Particularmente los países de América del Sur que venimos de dictaduras muy fuertes que nos traumatizaron. Una dictadura es algo malo sea de izquierda o sea de derecha. Nos sacan todos los derechos. El lugar en donde debería estar América Latina, particularmente presidentes como Mujica y Rousseff, dos de los líderes políticos que pagaron un precio muy alto por su activismo, es siempre hablando desde el lado de la democracia y los derechos. Yo creo que estos países han demostrado frivolidad moral. Por ejemplo en una votación en Naciones Unidos, donde la mayoría votaba a favor de la oposición siria muchos países de América Latina se abstuvieron cuando eran temas de derechos humanos.

Durante las dictaduras que se vivieron en la región nosotros queríamos que Amnistía Internacional hablara y denunciara las violaciones, queríamos que Jimmy Carter y los países occidentales hicieran algo, que condenaran las dictaduras y finalmente lo hicieron. América Latina tiene que estar del lado de la democracia, no puede estar del lado de las dictaduras. Ni siquiera las relaciones sur-sur pueden justificar esa frivolidad moral. Deberían condenar las dictaduras y no mirar a otro lado cuando se violan los derechos humanos.


El conflicto israelí-palestino es recurrente. Siempre parece estar cerca un acuerdo pero los recurrentes conflictos armados hacen que la paz no llegue

Creo que no les falta voluntad a los israelíes y a los palestinos, pero los palestinos están divididos. Tenemos un gobierno en Gaza y otro en Cisjordania, con grandes desacuerdos. Fatah está a favor de un acuerdo, mientras que Hamas quiere la destrucción de Israel.

Al menos que haya reconciliación entre los palestinos, que Hamas acepte la postura de Fatah de negociar con los israelíes un acuerdo de paz, y además con el apoyo de ciertos elementos fuertes del mundo árabe, no va a haber paz.

Hoy Estados Unidos le está dando mucho dinero a la Hermandad Musulmana en Egipto, en mi opinión ellos deberían exigirle un rol más fuerte para que se llegue a una conciliación entre Hamas y Fatah, y a la vez entre Fatah e Israel.

Lo digo porque la Hermandad Musulmana es el padre ideológico de Hamas. No hay un país árabe en este momento que pueda tener más influencia sobre Hamas que Egipto. Si yo fuera presidente de Estados Unidos trabajaría con la Hermandad Musulmana para buscar una solución en la región.


A diferencia de otras administraciones, parece que la política exterior estadounidense se ha retraído. ¿Cuáles son los motivos?

En este momento Estados Unidos está pasando por un momento de desgaste por las dos guerras de las últimas décadas, Afganistán e Irak. No hay que olvidar que Obama gana porque dijo que iba a terminar con las guerras, y esa es una de las razones por las que él se opone a las intervenciones directas incluso en conflictos como el de Siria. En el conflicto de Libia aprobaron la intervención de la OTAN, pero hoy Libia está a la deriva y en mi opinión es el momento de ayudar a Libia a reconciliarse ante un gobierno muy débil.

Estamos viendo un gobierno de Estados Unidos menos intervencionista, una presidencia de Obama más guiada por los traumas del pasado lo que lleva a una visión enfocada en sí misma. Nuestro contacto con el mundo -afirman- nos trajo muchos problemas y enemigos. Yo sí tendría que caracterizar la presidencia de Obama, diría que lleva adelante una política exterior menos activa, más diplomática y con menos intentos de diseñar el resultado final. Hay una especie de retraimiento en la política exterior norteamericana.

Sin duda la compleja situación económica que afrontó la Casa Blanca influyó…

Sí. Desde la recesión del 2008 hay un enfoque doméstico muy importante y no solo de los demócratas, sino también de los congresistas republicanos. Los temas domésticos son prioritarios. Si viste el debate presidencial de la última elección la política exterior fue marginal en relación a la política doméstica, el desempleo, el seguro de salud, la bolsa, entre otros.



¿Se vislumbra una nueva guerra fría, esta vez entre China y Estados Unidos? Y se lo pregunto no solo por temas comerciales.

Está comenzando una guerra fría y no me refiero a la competencia económica que sí la hay. Hay una élite política china que tiende a hacer crecer a China a nivel político. Estados Unidos tiene una gran influencia en lo que yo llamaría el patio trasero chino, hablo de Filipinas, Japón y Corea del Sur. Entonces la influencia que China comienza a tener en América Latina va a ser usada como carta en su disputa con Estados Unidos. China va a apoyar a los gobiernos de la región que se opongan a Estados Unidos, influenciando en la zona.

Si bien no van a llegar a las armas, pese a que China está creando un poder naval siguiendo el modelo norteamericano, sí tendrán una especie de guerra fría.