viernes, 9 de julio de 2010

A las FARC se les agotó su tiempo

El presidente electo colombiano, Juan Manuel Santos, deberá afrontar desafíos importantes para hacer frente a las nuevas tácticas que las FARC han pergeñado, en sus desafiantes alianzas con los cárteles del narcotráfico.

Un reciente estudio, del centro de estudios International Crisis Group (ICG) con sede en Bruselas, señala que las mejoras en seguridad durante los pasados ocho años de gobierno del presidente Alvaro Uribe han sido importantes en la lucha contra las FARC, pero afirma que los insurgentes aún no han sido derrotados.

Según los expertos europeos, la política de seguridad democrática del presidente Uribe fue una de las claves para el retroceso de la guerrilla y los grupos paramilitares. La guerrilla perdió a miles de sus hombres en combates, capturas o deserciones, pero aún tiene entre 8.000 y 10.000 combatientes, señala el ICG. Un total de 191 guerrilleros de las FARC y el ELN se desmovilizaron en junio pasado. Según un informe del gobierno colombiano, 168 de los desmovilizados pertenecen a las FARC, mientras que otros 23 pertenecen al ELN, la segunda guerrilla en Colombia. El año pasado las organizaciones insurgentes perdieron por deserción un total de 2.638 combatientes y desde el 7 de agosto de 2002 a la fecha han dejado las armas un total de 21.820 integrantes de grupos armados al margen de la ley, a un promedio anual de 2.182

Esta ofensiva del gobierno y de las instituciones democráticas sobre las FARC motivó que la guerrilla cambiara sus tácticas. El uso sistemático de minas antipersonales y francotiradores, además de la extensión de sus actividades en el negocio del narcotráfico con incursiones en otros países vecinos, como Brasil, Venezuela, Ecuador y Panamá, son los algunos de los nuevos desafíos que deberá enfrentar el gobierno colombiano, aseguran expertos europeos. Otro elemento novedoso que se introduce en el largo conflicto son las alianzas de las FARC con grupos paramilitares como los Rastrojos y los Paisas, centradas en los negocios del narcotráfico, sumando otra dimensión a la contienda interna.

“A las FARC se les agotó su tiempo”, advirtió el presidente electo Santos, y anunció que a partir del 7 de agosto, cuando tome posesión del cargo, será más contundente en la lucha contra las guerrillas y los narcotraficantes. “Que oigan los terroristas y que oiga el mundo, a las FARC se les agotó su tiempo. Colombia está saliendo de su pesadilla del secuestro y la violencia; mientras insistan en sus métodos terroristas, mientras insistan en atacar al pueblo colombiano no habrá dialogo y las seguiremos enfrentando con toda la dureza, con toda la firmeza”, afirmó el sucesor de Uribe. Aún así, anunció que en su gobierno “seguirán abiertas las puertas de reinserción para aquellos guerrilleros que abandonen las filas del terrorismo y quieran regresar a la sociedad”. Pero recalcó: “A las FARC y a los violentos se les agotó su tiempo, y los colombianos saben bien que yo sé como combatirlos”.

Como ministro de Defensa, Santos ideó y ejecutó algunas de las operaciones clave que llevaron a las FARC a debilitarse y a retroceder. En marzo de 2008, Santos fue el artífice de la Operación Fénix, en la que murió el número dos de las FARC, Raúl Reyes como consecuencia de un bombardeo del Ejército de Colombia a un campamento guerrillero en territorio ecuatoriano. Aquella acción, marcó el inicio del fin de la entonces cúpula de las FARC. Meses después, en julio de ese año, se llevó a cabo la Operación Jaque, en la que el Ejército liberó a 15 secuestrados, entre ellos a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y tres estadounidenses. Este año, fue la Operación Camaleón, que permitió el rescate militar de cuatro uniformados con más de 12 años de cautiverio. Hace pocas horas el presidente Uribe aseguró que las fuerzas militares se encuentran pisándole los talones a Alfonso Cano, jefe máximo de las FARC.

Las FARC han sido definidas como una organización terrorista y narcotraficante, que está “diezmada de manera significativa”, pero que “perdura y sigue siendo peligrosa”. Los insurgentes siguen siendo “un factor de desestabilización para la región y un reto para el gobierno colombiano”, afirman expertos.

La guerrilla han sido debilitada pero no derrotada, y como sucede con otros grupos insurgentes aún se harán escuchar con publicitarios ataques terroristas, para no desaparecer de la escena. Pese a no ser una amenaza a la estabilidad del Estado, ni a la democracia; ni contar con el respaldo ciudadano, son un problema para los colombianos y por extensión para la región porque hoy recurren al narcotráfico como fuente de financiación, desatando nuevos desafíos para enfrentar, explican expertos europeos.

Eligiendo como presidente a Santos, los colombianos votaron por la continuidad de la política de firmeza hacia la guerrilla. La victoria en las urnas de Santos es un respaldo a las estrategias de seguridad democrática que llevó adelante Uribe, y una clara derrota para las debilitadas FARC y sus aliados.