sábado, 2 de enero de 2010

El santuario de Bin Laden

El 2010 comienza con viejos conflictos sin resolver, particularmente los de Afganistán, Irak, Pakistán, sin olvidar los de Medio Oriente. Sin embargo, a la compleja agenda internacional se suma un nuevo foco de tensión: Yemen. Ese país, tras las revelaciones del fallido atentado explosivo de Navidad contra un avión en Detroit, se convirtió en un santuario para los terroristas de Al Qaeda. Yemen, cuna de la familia Bin Laden, país poblado por tribus rebeldes al poder central y difícil de controlar por su gobierno, ocupa un lugar privilegiado en el universo yihadista, y será un tercer frente en la lucha que lleva adelante contra el terrorismo el gobierno estadounidense del presidente Barack Obama.
El joven nigeriano que intentó hacer estallar el avión dijo haberse equipado con explosivos y entrenado en Yemen, lo que ilustra la importancia de este país para la organización terrorista Al Qaeda, cuya rama de la Península Arábiga no tardó en adjudicarse la operación.

Yemen siempre fue un lugar importante para el grupo terrorista. La conexión viene de los años 80, cuando numerosos jóvenes yemeníes partieron desde esas tierras hacia Afganistán para combatir contra los soviéticos que sostenían al régimen de Kabul. Posteriormente, tras la derrota de Al Qaeda en Arabia Saudita, los numerosos miembros saudíes del movimiento que sobrevivieron se reagruparon en la vecina, e incontrolable, Yemen.

Con dos rebeliones en su territorio, una en el norte y la otra en el sur, y clanes armadas que tradicionalmente preservan su autonomía y protegen sus feudos a sangre y fuego, las autoridades yemeníes tienen enorme dificultad para controlar un inmenso país cuyo relieve montañoso ofrece numerosos escondites que recuerdan en muchos casos a Afganistán.

Yemen, con la mitad de sus 23 millones de habitantes sumegidos en la pobreza, es un país donde el poder central jamás logró controlar eficazmente todo el territorio, lo que permitió que las teorías yihadistas se extendieran a todos los rincones.

Después de que el régimen yemení privilegiara el diálogo y una política de la mano tendida hacia el movimiento terrorista de Osama Bin Laden, cuya familia es oriunda de Yemen, el gobierno de Saná lanzó recientemente -con el respaldo de Estados Unidos- una serie de ofensivas contra lo que asegura son bases de Al Qaeda.

Fuerzas especiales estadounidenses están trabajando con militares yemeníes en la identificación de posibles blancos para ataques militares en este complejo país, limítrofe con Arabia Saudita, que enfrenta un levantamiento chiíta en el norte y una rebelión secesionista en el sur. Yemen pidió recientemente ayuda a Occidente para luchar contra cientos de militantes de Al Qaeda que operan en ese territorio. Esa nación fue escenario en 2000 de uno de los ataques más espectaculares, previo al 11-S. En un atentado suicida contra el destructor estadounidense USS Cole, frente a las costas de Adén, murieron 17 marines. También, hace poco más de un año hubo un ataque terrorista contra la embajada de Estados Unidos en Saná, donde perecieron otras 17 personas.

Una fecha clave para entender esta escalada fue febrero del 2006. Entonces se fugaron de una cárcel yemení 23 terroristas islámicos, de la organización Yihad Islámica en Yemen. Uno de ellos era Naser Abdel Karim al-Wahishi, ex colaborador personal de Osama Bin Laden, que tras su fuga reconstruyó la rama yemení de Al Qaeda.

En enero pasado, las ramas sauditas y yemeníes de Al Qaeda se fusionaron. Al menos dos ex detenidos en la prisión militar estadounidense en Bahía de Guantánamo, que fueron liberados en noviembre del 2007, aparecieron luego como comandantes de Al Qaeda en Yemen. Said al-Shihri, liberado por los saudíes, es un subjefe de la organización en Yemen. Otro ex detenido de Guantánamo, Abu al-Hareth Muhammad al-Oufi, apareció en enero como comandante de Al Qaeda en un video de la organización.

Osama Bin Laden siempre se rodeó de yemeníes, en particular los que venían de las regiones del sur, de donde es oriundo su padre. Tiene una relación cultural, en el amplio sentido de la palabra, con esos combatientes. El jefe de la organización terrorista los entiende y tiene confianza en ellos. Y por otra parte, los sauditas jamás lo consideraron realmente como un saudí sino como un yemení.

Los yemeníes tienen además un papel particular en los discursos y en las leyendas yihadistas. En los relatos proféticos, se habla de un ejército que vendrá de Yemen para salvar a los musulmanes.

Para Richard Clarke, quien fue asesor en la lucha contra el terrorismo bajo las administraciones de los presidentes Bill Clinton y George W. Bush, “Yemen es, por muchas razones, el nuevo Afganistán. Es el nuevo santuario, la nueva base de Al Qaeda donde se establece gente de todo el mundo que quiere ser entrenada”. La falta de controles para entrar y salir del país y sus fronteras, lo hacen un lugar perfecto para entrenar a futuros terroristas.

Estados Unidos tendrá en 2010 un tercer frente contra Al Qaeda en Yemen ante el temor de que ese país se torne tan inestable como Afganistán o Pakistán y se convierta en otro santuario incontrolable para los terroristas. En los próximos 18 meses el Pentágono aumentará al doble la ayuda de 70 millones de dólares para el programa de seguridad de Yemen, según confirmó el jefe del Comando Central estadounidense, el general David Petraeus. “En medio de dos guerras mayores e inconclusas, Estados Unidos ha abierto silenciosamente un tercer frente, en gran medida clandestino, contra Al Qaeda en Yemen”, sostienen funcionarios militares estadounidenses.

La rama de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) que cuenta con unos 2.000 hombres pasó, en poco tiempo, de ser una amenaza regional a global. Mientras los islamistas somalíes afirman que ayudarán a la lucha de Al Qaeda en Yemen, el primer ministro británico, Gordon Brown, convocó a una cumbre este mes para ayudar al gobierno de Saná a combatir el terrorismo. Como sostuvo el senador estadounidense Joe Lieberman, que viajó en agosto pasado a la capital, Saná: “Irak es la guerra de ayer, Afganistán la de hoy y Yemen la de mañana”.