sábado, 3 de abril de 2010

Irán engaña a Occidente con su política de “diálogo y construcción”

Mientras que los principales gobiernos occidentales buscan un acuerdo para volver sancionar al gobierno de Irán por su imparable carrera nuclear, el gobierno de Teherán intenta ganar tiempo con discusiones que se alargan o están trabadas, transitoriamente, entre innumerables rondas de negociaciones adicionales que se extienden desde hace varios años. Su política de “diálogo y construcción” le permite seguir adelante con su cuestionado programa atómico.


Teherán juega con los tiempos para engañar a Occidente, desde que su programa nuclear secreto fuera puesto al descubierto, por la oposición iraní, en el 2002, después de 18 años en la clandestinidad. La estrategia iraní de “diálogo y construcción” saca provecho de la falta de unanimidad de las principales potencias a la hora de decidir que vías utilizar para frenar el desarrollo atómico del régimen teocrático. Las conversaciones inconclusas mantienen un status quo, un tenso impasse en el que Irán puede continuar con su programa nuclear poco claro, aunque ya no clandestino, y del cual no hay retorno, según anunció el gobierno persa. De hecho, una estrategia de “diálogo y construcción”, acompañada de concesiones temporarias, pospone las presiones diplomáticas y económicas, o incluso la no descartada vía militar si fracasaran las negociaciones. El régimen de los ayatolás necesita tiempo y lo consigue con sus dilatorias y rodeos para seguir desarrollando y perfeccionando su maquinaria nuclear. Irán es el caso más claro en donde todos los medios de persuasión, resultaron ineficaces hasta ahora. El “soft power” tiene sus limitaciones, al menos con regímenes fundamentalistas.

En le marco de esa política, Irán ha ocultado varias instalaciones nucleares al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y ha rechazado todas las ofertas de cooperación con Estados Unidos, la UE y otros actores internacionales

Inspectores de la ONU y servicios de inteligencia occidentales estiman que Irán podría estar construyendo al menos dos nuevos sitios nucleares secretos, a pesar de la amenaza de nuevas sanciones de la comunidad internacional, en el marco de su política de “diálogo y construcción”.

Ali Akbar Salehi, jefe de la Organización de Energía Atómica iraní, indicó el 22 de febrero a la agencia de prensa Isna que el presidente, Mahmud Ahmadinejad, le había ordenado ponerse a trabajar próximamente en dos nuevas instalaciones. Esos sitios, había agregado Ali Akbar Salehi, serán construidos en las montañas para protegerlos de eventuales ataques.

Salehi, dijo en una entrevista a la agencia de prensa de los estudiantes iraníes: “si Dios quiere, podremos iniciar el año próximo la construcción de dos nuevos sitios de enriquecimiento” de uranio “en el interior de las montañas”. Salehi se refería al año iraní, que comenzó el 21 de marzo.

Un informe de la CIA indica que Irán “continúa desarrollando un rango de capacidades que podrían aplicarse a la producción de armas nucleares”, y a pesar de que su programa tiene problemas técnicos, están “manteniendo la puerta abierta a la posibilidad de construir un arma nuclear.

Según el informe de la CIA al Congreso de Estados Unidos, Irán expandió su infraestructura nuclear y su plan de enriquecimiento de uranio en violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que desde 2006 piden que Teherán deje el programa.

El documento indica que a pesar de que hay fuertes incentivos para Irán para que frene el programa, tanto en términos de presión internacional como de mal funcionamiento interno de las centrifugadoras, Irán no planifica terminar su programa nuclear.

La planta de enriquecimiento de uranio en Natanz produjo aproximadamente 1,8 toneladas de uranio enriquecido en bajos niveles a comparación de años previos, cuyo resultado fue de media tonelada.

La cantidad de centrifugadoras, que se utilizan para enriquecer gas de uranio al moverlo a gran velocidad, aumentó en Natanz durante los primeros 11 meses del año anterior, de 5000 a 8700. Mientras que el aumento en las centrifugadoras indica la intención de Irán de continuar con el programa, pero al parecer sólo 3900 están en funcionamiento, lo que implica que Irán está teniendo problemas con sus máquinas.

En septiembre de 2009, el presidente estadounidense, Barack Obama, había revelado pruebas de la existencia de un sitio nuclear secreto en Qom. Ese año Irán reconoció estar construyendo una segunda planta de centrifugadoras de gas cerca de Qom, donde esperan albergar 3000 máquinas.

El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado ya cinco resoluciones, entre ellas tres que incluían sanciones, para exigirle a Irán que suspenda sus actividades nucleares sensibles, sobre todo el enriquecimiento de uranio.

Teherán, que afirma que su programa nuclear es puramente pacífico, las ha ignorado todas y sigue adelante. En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Estados Unidos, Reino Unido y Francia tratan de convencer a los otros dos miembros permanentes, China y Rusia, de acordar sanciones contra Irán, país firmante de tratados de control de armas nucleares.

Si Irán emerge con un arsenal nuclear, no será el final de la crisis actual sino, sin dudas, el comienzo de una nueva y más peligrosa. El actual apetito nuclear iraní proviene de una motivación teológica. Algunos ayatolás ven a un Irán provisto, con armas nucleares, como un instrumento en las manos de Alá para imponer el Islam sobre el mundo entero, con la creencia que, los ayatolás, fueron elegidos por Alá para llevar adelante su misión. El presidente Mahmoud Ahmadinejad afirmó haber tenido una visión cuando – en la Asamblea General de Naciones Unidas (2005)- defendió el derecho iraní a desarrollar tecnología nuclear. El fundamento ideológico del Irán nuclear teocrático es sumamente problemática.

El 7 de febrero el presidente iraní, Ahmadineyad, ordenó que se empezara a enriquecer uranio enriquecer hasta el 20 por ciento, muy por encima de lo necesario para la puesta en marcha de una central nuclear. Al día siguiente, el ayatolá Ali Jamenei, líder supremo del país, anunció que Teherán iba a “golpear” a las naciones occidentales de una forma que las dejará “aturdidas”. Las afirmaciones del líder supremo iraní son terminantes: el régimen islámico seguirá adelante con sus actividades nucleares, “con el diálogo o con el enfrentamiento”.