lunes, 14 de septiembre de 2009

La paz económica entre israelíes y palestinos

Cuando uno analiza el conflicto entre palestinos e israelíes, podría suponer que las diferencias políticas impiden y hacen imposible las relaciones y el diálogo. Se tiende a ver sólo los choques armados o las duras declaraciones. Sin embargo, contrariamente a lo que se podría creer, existe una paz económica que facilita -discretamente- la confianza, las relaciones políticas y los eventuales acuerdos.
Hoy el intercambio comercial entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel aumenta, pese al enfrentamiento político por la construcción de asentamientos israelíes en Jerusalén y Cisjordania.
El comercio entre Israel y la ANP creció 17 por ciento en 2008, llegando a 3.900 millones de dólares.
Durante el 2007, alcanzó los 3.160 millones de dólares. Ese año las exportaciones israelíes hacia la ANP aumentaron en un 14 por ciento, lo que significó 2.600 millones de dólares, mientras que las importaciones israelíes subieron un 41 por ciento, y se ubicaron en los 560 millones de dólares.
En 2006 el intercambio israelo-palestino alcanzó 3.000 millones.Las importaciones y exportaciones palestinas a través de puertos israelíes aumentaron cinco por ciento, llegando el año pasado a 1.200 millones de dólares, una cifra superior a la de años anteriores. Un informe del Centro Peres para la Paz, con sede en Tel Aviv, revela que el 90 por ciento de las exportaciones palestinas van a Israel, y representan 65 por ciento del producto interno bruto (PIB) palestino.Se espera que los intercambios comerciales aumenten el próximo año a alrededor de 5.300 millones de dólares, según pronostican los operadores de la conflictiva región.
Hoy empresas israelíes reúnen a empleados residentes en Israel y en los territorios palestinos, y trabajan juntos por visioconferencia o mensajería instantánea, superando de este modo las medidas de seguridad que hacen difíciles los viajes de una oficina a la otra en esa convulsionada región. Aunque ciertos acontecimientos políticos pueden crear divergencias, es perfectamente posible discutir inteligentemente.
Todo el mundo tiene un papel que cumplir para alcanzar la paz, ya que todo el mundo tiene un papel que jugar para lograr prosperidad económica, sostiene Ofir Gendelman, director de la Cámara Israelí-Palestina de Comercio e Industria. Murad Tahboub, director de recursos humanos en Asal Technology de la palestina Ramallah –una de las firmas que apuesta a esta relación- afirma que “contratar a palestinos, es investir en pos de la paz”. Para Shraga Brosh, Director de la Federación para la Organización Económica Israelí, ambas economías son complementarias, es por eso que la cooperación que se desarrolla hoy, no se limita solamente a las industrias tradicionales sino que también incursiona en el sector de las nuevas las tecnologías. De este modo, los territorios palestinos representan un nuevo mercado más que interesante para Israel, mientras que el Estado hebreo y sus avances tecnológicos pueden contribuir al desarrollo de los territorios palestinos, que tienen un PIB por habitante notoriamente bajo que el de Israel.Según el Banco Mundial, la economía palestina es una de las que más depende del envío de remesas desde el exterior. Los habitantes palestinos, per cápita, son unos de los que más dinero obtiene en el mundo. Desde 1993, ha recibido más de 10.000 millones de dólares para su funcionamiento. Es esencial para los palestinos desarrollar el comercio con sus vecinos israelíes, si quieren salir del complejo círculo de la caridad de la comunidad internacional, para construir instituciones sólidas en sus territorios y desarrollar su sociedad en forma democrática.
Este mes se reunieron en Jerusalén, durante tres horas, el ministro de economía palestino Bassem Khoury y el viceprimer ministro israelí Silvan Shalom, en el marco del Comité Económico Conjunto Israelí-Palestino. Este encuentro se inscribe en el concepto de paz económica, concebido por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu antes de las elecciones de febrero, como fórmula de reconciliación con los palestinos.
Khoury y Shalom, se conocen personalmente por un panel en el que ambos participaron tiempo atrás sobre desarrollo regional y paz, organizado por el Centro Peres.Entre los asuntos abordados por ambos funcionarios estuvo la concesión de visas israelíes a empresarios e inversores palestinos, la importación de mayores cantidades de carne y productos lácteos a Cisjordania y Jerusalén oriental, el incremento en la cantidad de palestinos que podrán recibir atención médica en Israel y la creación de parques industriales conjuntos que beneficien por igual a ambas partes, entre otras iniciativas.Tras el encuentro, ambas partes decidieron que las reuniones serán mensuales. Se crearon también subcomités de turismo, industria, agricultura y salud.
Los acuerdos en la región no son nuevos. Tras la implementación del tratado de paz israelo-jordano quedó establecida con la firma y ratificación acuerdos bilaterales en las esferas económica, científica y cultural. Estos tratados sirven de base para relaciones pacíficas entre Israel y el Reino Hachemita de Jordania. La expresión más significativa de estas relaciones pacíficas son las “Zonas Industriales Calificadas”, que le permiten a Jordania, por medio de su cooperación con Israel, exportar a Estados Unidos mercaderías libres de cuotas y de tarifas por valor de más de mil millones de dólares. Israel coopera además con Jordania en dos proyectos agrícolas y en salud pública. Israel mantiene también hoy relaciones comerciales con Egipto y con otros países árabes moderados, más allá de las diferencias que aún persisten en la región.
El círculo virtuoso de la economía, juega sin duda un importante papel para propiciar acuerdos políticos que desemboquen en una solución definitiva a viejos conflictos.
Las economías israelo-palestina siempre han estado fuertemente conectadas, en especial después de las firma de los acuerdos de Oslo. Una paz económica no impide el diálogo político, sino que ayuda a impulsarlo. Los israelíes y los palestinos están condenados a vivir juntos, uno a lado del otro. Tienen una sola opción: trabajar juntos por su futuro. La paz económica es una buena señal, a la que se debe apostar.