sábado, 21 de mayo de 2011

La salud económica de EEUU necesita también a inmigrantes



El 68% de los hispanos se considera satisfecho por el desempeño en general del presidente estadounidense Barack Obama, según un sondeo divulgado esta semana por la cadena CNN. Pero casi el mismo porcentaje de estadounidenses ­un 63%- considera que es más importante controlar la frontera sur que una reforma que implique abrir las puertas a la legalización de unos 11 millones de indocumentados, según un reciente sondeo de la empresa Rasmussen.



Ese es el escenario en el cual Obama relanzó un proyecto de ley para regularizar a los inmigrantes. El presidente, en medio de la incipiente campaña electoral, apuesta a combinar dos variables: Inmigrantes ilegales, en su mayoría hispanos, y la economía.



Obama, con una popularidad en ascenso tras la muerte del jefe terrorista Osama Bin Laden, y cuya ratificación para un nuevo período depende en gran parte de la salud de la economía de su país, sostiene que una reforma integral de inmigración tendría beneficios económicos para la clase media y para los empresarios, mejorando paralelamente la seguridad nacional.



"Una manera de fortalecer la clase media en Estados Unidos es reformar el sistema de inmigración, para que no haya más una masiva economía clandestina que explote la mano de obra barata al tiempo que deprime salarios del resto", indicó el mandatario. "Es por eso que la reforma del sistema de inmigración es un imperativo económico", afirmó el presidente al relanzar en la frontera con México sus promesas electorales a través del proyecto de ley conocido como Dream Act.



De cara a los comicios del año próximo, el presidente necesita reconectar con los votantes hispanos, la comunidad de mayor crecimiento en EEUU, que hace tres años le respaldó en un 67% pero que en la actualidad está desencantada por el aumento de las deportaciones y la falta de perspectivas en favor de una regularización de los indocumentados.



La National Foundation for American Policy calcula que los nuevos inmigrantes legales proveerían un beneficio neto de 407.000 millones de dólares al sistema del Seguro Social por 50 años. Mientras otros estudios concluyen que tratar de deportar a unos 11 millones de indocumentados costaría a los contribuyentes al menos 285.000 millones de dólares o 23.148 por persona, que incluye el costo por la detención, encarcelamiento y deportación de todos las personas sin documentación legal a sus respectivos países.



Para el gobierno de Obama el costo de la reforma rondaría los 54.000 millones de dólares, pero el aumento de los ingresos sería de unos 66.000 millones de dólares, según indican funcionarios de la administración demócrata.



Si la Casa Blanca y el Congreso logran la legalización de unos 11 millones de indocumentados en Estados Unidos, esto resultaría en un estímulo económico de entre 30.000 y 36.000 millones de dólares en ingresos personales; entre 4.500 y 5.400 millones de dólares en ingresos tributarios netos; y en la creación de entre 750.000 y 900.000 nuevos trabajos, según indica un estudio de Raúl Hinojosa-Ojeda, director del Centro de Desarrollo e Integración de Norteamérica de la Universidad de California en Los Ángeles.



Hoy hay en Estados Unidos unos 50 millones de latinos con un poder adquisitivo que supera los 900 mil millones de dólares al año, pero unos ocho millones son ilegales.



La participación latina en 2010 representó el 6.9% de todo el electorado, un aumento del 5.8% con respecto a las elecciones de medio plazo de 2006. Los datos del Censo 2010 contaron a 50 millones de latinos, 15 millones más que en 2000, los cuales conforman el 16.3% de la población total de EEUU y que representan el 56% del crecimiento demográfico nacional en la última década.



Las estimaciones indican que para el año 2050 los latinos representarán 30% de la población estadounidense, casi el doble que hoy.



El tema migratorio fue importante y vuelve a jugar un papel destacado en la próxima elección, particularmente entre los hispanos. Obama lo sabe e insiste con sus promesas electorales.



"Nos definimos como una nación de inmigrantes. Una nación que da la bienvenida a todo aquel que adopte los ideales americanos", dijo Obama en la frontera con México, en El Paso. Y cuando habían pasado pocas horas, del otro lado de la línea divisoria, el presidente mexicano Felipe Calderón aplaudió y se sumó a la propuesta de su colega estadounidense. "Es un argumento poderoso que tenemos que utilizar todos para convencer", argumentó.