Lo
que sucede en Egipto era algo previsible. El gobierno del islamista Mohamed
Mursi iba camino de convertirse en un nuevo totalitarismo, bajo la prédica de
los Hermanos Musulmanes, padres ideológicos del grupo terrorista Hamas. La
censura de prensa y las detenciones injustificadas de miembros de la oposición
están a la orden del día. Millones de egipcios en las calles no quieren la
Sharia, están indignados por el desempleo, el desabastecimiento, el aumento de
los precios, el abuso de poder, la represión y las muertes. El prólogo de las
masivas protestas que terminaron que con el derrocamiento de Mursi son
económicas, políticas y laicistas.
Solo
basto un año fue la luna de miel para que los egipcios se desencantaran de
Morsi y los Hermanos Musulmanes, que supieron capitalizar el movimiento que
sacó del poder a Mubarak, un desgastado dictador con mucha simpatía y apoyo en
Occidente y cuyo partido político integraba la Internacional Socialista. En las
calles los egipcios reclaman un Estado laico, es decir un Estado no teocrático
o confesional, sino que democrático, que garantice la libertad de cultos y
religiones, pero que no imponga una religión oficial. Es decir un Estado
pluralista, participativo y tolerante. Fue por ello que salieron antes a las
calles contra Mubarak como ahora lo hicieron contra Mursi. El día que Mursi
blindó sus poderes ante la justicia hasta la entrada en vigor de una nueva
Constitución, se convirtió en “nuevo faraón” y se puso a los egipcios que
reclaman libertades en su contra. Entre las principales críticas esgrimidas por
los participantes en las manifestaciones están las actuaciones de censura
contra medios de comunicación y periodistas críticos con la formación islamista
y los interrogatorios de activistas en base a acusaciones poco transparantes,
una táctica utilizada en el pasado contra los disidentes políticos por parte
del Gobierno de Mubarak
Mursi
nació el 20 de agosto de 1951 en la provincia egipcia de Sharqia. Es ingeniero,
estudió en la Universidad de El Cairo, donde en 1978 recibió el título de
máster. En el inicio de su carrera política Mursi se hizo miembro de la
Comisión de resistencia al sionismo en la provincia de Sharkia y fue uno de los
fundadores de la Comisión egipcia contra el sionismo.
A
partir del año 1992 Mursi empezó sus actividades en el movimiento entonces
prohibido Hermanos Musulmanes. Considerado un “hermano” muy activo, ha estado
muy implicado en su proyecto político, como en 2007, cuando ayudó a la
elaboración del programa de la organización que defendía que la presidencia
solo podía ser ejercida por un musulmán de sexo masculino.
Mursi,
a sus 60 años de edad, presentó su candidatura para la Presidencia del país
como candidato de reserva del Partido de la Libertad y la Justicia. Resultó ser
el único candidato del partido después de que el candidato principal de los
Hermanos Musulmanes, Khairat al-Shatir, fuera apartado por sus antecedentes
criminales por la participación en las actividades de un grupo fundamentalista.
Si
bien la Hermandad Musulmana, que llevó al poder a Mursi, se creó originalmente
Egipto, sus activistas e ideología se han difundido en el mundo musulmán y
dentro de las comunidades musulmanas de Occidente, de Europa y Estados Unidos.
Sus activistas también han generado organizaciones terroristas, la más
conocida de ellas Al-Qaeda, cuyo segundo al mando, Ayman Al-Zawahiri, comenzó
como activista de la Hermandad y luego creó la organización terrorista Yihad
Islámica egipcia. Se convirtió en miembro fundador oficial de Al Qaeda en 1998.
Actualmente
la Hermandad reivindica filiales en más de 80 países. Cada filial
mantiene afiliación ideológica al movimiento aunque en muchos casos se crean
ramas locales como entidades independientes con diferentes nombres. Hamas, por
ejemplo, es la rama palestina de la Hermandad Musulmana, y el Movimiento
tunecino Al-Nahda, es la rama de la Hermandad Musulmana en dicho país. El AKP
de Turquía tuvo su origen en la Hermandad Musulmana y, de manera similar, el
Frente de Acción Islámica de Jordania y el Partido Islámico iraquí son ramas de
la Hermandad Musulmana en sus respectivos países.
La
Primavera Arabe en busca de libertades y mejores condiciones de vida continúa. En
Egipto se vivo otros de sus capítulos de los muchos que aún están por verse en
Medio Oriente.